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Neurodivergencia en la comunidad LGBTQ+

Agnes S. Díaz- Rivera, Ph.D.
Psicóloga Clínica licenciada, graduada de la Universidad Carlos Albizu, San Juan. Se especializa en la evaluación e intervención de personas neurodivergentes, incluyendo el Espectro de Autismo. Actualmente ofrece servicios de evaluación y terapéuticos, así como talleres a través de su Programa HOPE. Formó parte del equipo del Centro de Autismo de P.R., en donde laboró como psicóloga clínica por 11 años. Es profesora adjunta en la Universidad Carlos Albizu, en la maestría en Ciencias en Autismo y otros Desórdenes del Desarrollo. Además, provee servicios a través del Programa de Remedio Provisional del Departamento de Educación.
El concepto de neurodiversidad pretende expresar que el cerebro se desarrolla de manera diferente en todas las personas y que estas variaciones en el desarrollo del cerebro humano no necesitan una cura o un arreglo. Es decir, se reconoce que hay diferentes maneras en que el cerebro trabaja y se visibilizan las ventajas que esta variabilidad de pensamientos y conductas puede ofrecer en diferentes escenarios. El término se presentó como una alternativa al uso de términos como deficiencia o incapacidad cuando se hacía referencia a una persona con rasgos sociales, verbales o físicos que pudieran parecen diferentes a los observados en las personas consideradas neurotípicas (Singer, 2017). Se identifican como neurodivergentes aquellas personas que identifican que el desarrollo de su cerebro es diferente al cerebro neuro-normativo. Se expresa para personas que identifican patrones de pensamientos, conductas y/o estilos de aprendizajes que son diferentes a lo establecido como la “norma”.
Este constructo social comenzó a utilizarse con mayor frecuencia en la comunidad de las personas del Espectro de Autismo (den Houting, 2019), pero en años recientes se ha ido expandiendo a personas con diferencias como el Déficit de Atención con Hiperactividad, Problemas Específicos de Aprendizaje, Dificultades en el Procesamiento Sensorial, así como recientemente se ha incluido el Síndrome de Tourette, entre otros. A pesar de que la neurodivergencia es regularmente reconocida al momento de un diagnóstico, debemos tener presente que las diferencias ya estaban presentes en el desarrollo y que además existen personas que presentan síntomas relacionados, pero no cuentan con un diagnóstico formal y se consideran a sí mismas neurodivergentes. El ser neurodivergente abraza la idea de que estas diferencias en los seres humanos son naturales y en muchos casos podrían encaminar resultados positivos ante el desarrollo de nuevas destrezas. El uso principal de estos constructos sociales es reducir el estigma y fomentar la inclusión, por lo que, lo que hoy es considerado una diferencia limitante, debe ser observado como una diferencia que podría representar una fortaleza en los ámbitos en que el ser humano se desarrolla.
El despliegue y acceso de información relacionada ha creado mayor visibilidad y voz a las personas neurodivergentes, dando paso a que se les incluya en la documentación de las experiencias que aquejan ante las normas preestablecidas en la sociedad. Esto ha abierto la posibilidad de que se observe más allá de las necesidades asociadas a los criterios de un diagnóstico, considerando los diferentes factores con los que se define una persona; incluyendo el que se normalice el hablar de sexualidad en personas neurodivergentes. Este tema solía evitarse o minimizarse debido a la vinculación errónea de la poca capacidad asociada en personas neurodivergentes para la comprensión de términos o constructos sociales, así como se invalidaba su autodeterminación (George & Stokes, 2018). Se difundió la idea de que las personas diagnosticadas con el Espectro de Autismo, por ejemplo, no presentaban interés en las relaciones románticas o sexuales. Sin embargo, la investigación reciente demuestra que estas personas pueden presentar mayor diversidad en su orientación sexual, aunque puedan reportar estar menos involucradas en la actividad sexual, no porque así lo deseen, sino por las dificultades asociadas a involucrarse directamente en una relación (Weir et al., 2021). Esto pudiera ser de mayor impacto para las personas neurodivergentes que experimentan dificultades en sostener relaciones románticas o sexuales debido a la expresión de deseos e intereses que pueden ser clasificados como no esperados o inapropiados, así como dificultades para entender los intereses e intenciones de la otra persona con la que se relacionan. La literatura (Kallitsounaki & Williams, 2023) expone un incremento en la prevalencia de personas en el Espectro de Autismo en personas género-diversas o con un género distinto al asignado por la sociedad a base de su sexo. El meta-análisis realizado por Kallitsounaki y Williams (2023), sugiere que las personas género-diversas presentan 4 veces más probabilidades de presentar autismo en comparación con la población general. Estos datos invitan a la continuación de investigación de este tema con la población neurodivergente, no solo para poder cuantificar casos, sino para poder obtener una mirada cualitativa de las necesidades expresadas.
El estar consciente de la interseccionalidad que rodea estos casos, permite un acercamiento respetuoso en donde se consideren los diferentes aspectos que pueden definir la diversidad de una persona (Moore et. al, 2022). La teoría interseccional presenta que las personas atraviesan por factores identitarios que establecen las diferencias, en donde dependiendo de cómo se manifieste la interacción de estos factores se construyen los escenarios, los cuales, mediados por el valor social que exista en ese momento, determinarán no solo las identidades de una persona, sino también la posibilidad de ocupar una posición vulnerable o una posición de poder en sociedad (Symington, 2004). Entre los factores asociados se encuentran, pero no se limitan a: la edad, la raza, el sexo, capacidad económica, grupo étnico, educación, ubicación geográfica, diversidad funcional, la orientación sexual e identidad de género, entre otras. Estos factores son determinantes a la hora de garantizar el acceso a los servicios y recursos que puedan resultar necesarios. En el caso de las minorías, se destaca la importancia de reconocer tales factores, ya que, dada la vulnerabilidad de ser clasificadas como minoría, estas personas están sometidas a altos niveles de estrés que pueden afectar su desempeño en los diferentes ámbitos del diario vivir (Doyle, 2020). El análisis interseccional, entonces, tiene como objetivo que se puedan considerar las diferentes identidades que atraviesan a la persona, así como exponer la posible discriminación y/o desventaja social que puede presentarse ante la combinación de dichas identidades, con el fin de garantizar derechos y oportunidades para todas las personas (Symington, 2004).
En el caso de las personas neurodivergentes se ha expresado la necesidad de contar con espacios seguros en donde se validen sus inquietudes y puedan explorar esta área sin que se les juzgue o encajone a términos con los que no necesariamente se identifican, considerando la interseccionalidad que puede existir entre la neurodivergencia y la orientación sexual o identidad de género (Hervas & Pont, 2020). La intersección de identidades puede ser compleja, especialmente en la niñez y en jóvenes que piensan y aprenden de manera diferente y que a su vez se identifican dentro de la comunidad LGBTQ+, ya que podrían sentir que se les rechaza al tener dos “etiquetas”, además de que podrían experimentar ser víctimas de acoso debido a las diferencias (Hervas & Pont, 2020). De igual manera, las personas neurodivergentes pueden experimentar el sentirse excluidas de dinámicas sociales con personas LGBTQ+, las cuales pudieran experimentar como inaccesibles debido a las particularidades de cómo manejan sus retos. Sentir que se tiene alguna identidad que le hace ser diferente, puede generar la sensación de pensar que se está fuera de lugar. Asimismo, el crecer con una identidad no aceptada puede generar una sensación de incompatibilidad, equivocación o defecto que puede generar afecciones emocionales adicionales en una persona. El poder conocer y nombrar las características de las diferentes identidades que forman a la persona ayuda a la creación de significados claros, permitiendo la formación de categorías en continua definición y que, en alguna medida, cumple con la función de crear pertenencia a diferentes grupos.
Al trabajar con personas neurodivergentes resulta importante el conocer cómo se construye su realidad racional y afectiva, la cual puede ser compleja ya que implica el sostener interacción en una estructura gestionada de manera neurotípica. Quienes somos profesionales que trabajamos con esta población debemos contar con las competencias necesarias para poder reconocer la neurodivergencia en la persona, y a su vez respetar toda orientación sexual, identidad o expresión de género diversa. Será importante que se honre la dignidad y autonomía de cada persona, se valoricen sus capacidades, se brinde el apoyo y la afirmación que necesitan, sin imponer o sugestionar ideas que puedan generar mayor confusión o estigma. Glaves y Kolman (2023) sugieren que se provean espacios seguros en donde se puedan aclarar las dudas referentes a las diferentes identidades, fomentar la flexibilidad para minimizar el estrés y la necesidad impuesta de poder determinar rápida y exclusivamente una orientación, así como fortalecer y empoderar en cuanto a la autodeterminación. Recalcan, además, la importancia de círculos cercanos, grupos de apoyos y la familia la cual debe incluirse en cada proceso cuando se determine de beneficio para la persona. Para ello, debemos continuar con la educación social con información basada en evidencia (Glaves & Kolman, 2023).
Como profesionales que trabajamos con la población neurodivergente debemos considerar que la gama de desafíos puede ser amplia en cuanto a la comprensión y el proceso de autoconocimiento, lo que podría requerir mayor apoyo y proveer el espacio y tiempo para manejar sensaciones y emociones que pudieran estar relacionadas a este proceso. El abordar el tema desde una mirada educativa e informativa; continuar formando profesionales con la educación y las competencias en el área; y crear ambientes en donde las personas neurodivergentes puedan hablar de sus experiencias de orientación, identidad o diversidad de género sin ser juzgadas, sienta la base para construir espacios de respeto que sean seguros para las diversidades (Doyle, N. 2020).
Referencias:
den Houting, J. (2019). Neurodiversity: An insider’s perspective. Autism, 23(2), 271-273. https://doi.org/10.1177/1362361318820762
Doyle, N. (2020). Neurodiversity at work: A biopsychosocial model and the impact on working adults. British Medical Bulletin, 135(1), 108-125. https://doi.org/10.1093/bmb/ldaa021
George, R., & Stokes. M. A. (2018). Sexual orientation in autism spectrum disorder. Autism Research, 11(1), 133-141. https://doi.org/10.1002/aur.1892
Glaves, K. J., & Kolman, L. (2023) Gender diversity in autistic clients: an ethical perspective. Frontiers in Psychiatry, 14, Artículo 1244107. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2023.1244107
Hervas, A., & Pont, C. (2020). Desarrollo afectivo sexual en las personas con trastornos del espectro autista. Medicina (Buenos Aires), 80(2), 7-11.
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0025-76802020000200003
Kallitsounaki, A., Williams, D.M. (2023) Autism spectrum disorder and gender dysphoria/incongruence. A systematic literature review and meta-Analysis. Journal of Autism Developmental Disorders, 53, 3103–3117, https://doi.org/10.1007/s10803-022-05517-y
Moore, I., Morgan, G., Welham, A., & Russell, G. (2022). The intersection of autism and gender in the negotiation of identity: A systematic review and metasynthesis. Feminism & Psychology, 32(4), 421-442. https://doi.org/10.1177/09593535221074806
Singer, J. (2017) Neurodiversity: The birth of an idea. Judy Singer
Symington, A. (2004) Interseccionalidad: Una herramienta para la justicia de género y la justicia económica. Derechos de las mujeres y cambio económico, 9. https://www.awid.org/sites/default/files/atoms/files/nterseccionalidad_-_una_herramienta_para_la_justicia_de_genero_y_la_justicia_economica.pdf
Weir E., Allison C., Baron-Cohen, S. (2021). The sexual health, orientation, and activity of autistic adolescents and adults. Autism Research, 14(11), 2342-2354. https://doi.org/10.1002/aur.2604